La suplementación preoperatoria se ha utilizado como parte del plan de atención nutricional antes de una intervención quirúrgica, acortando el ayuno. Se ha demostrado que romper el ayuno quirúrgico prolongado tiene un efecto positivo en la respuesta orgánica al trauma quirúrgico, lo que significa que la suplementación ayuda a mejorar los resultados clínicos, como estancias hospitalarias más cortas y menos inflamación. Importantes directrices proponen acortar el ayuno ingiriendo líquidos claros que contengan hidratos de carbono, especialmente maltodextrina.
El ayuno abreviado es importante para reducir el estrés quirúrgico, que puede empeorar la resistencia a la insulina del paciente y provocar peores resultados, como una hospitalización más larga, una mayor pérdida de proteínas y una mayor inflamación. Además, el ayuno abreviado contribuye al bienestar del paciente al ayudar a reducir la ansiedad y la percepción de hambre.
En los últimos años se ha estudiado el largo periodo de ayuno perioperatorio. Para la mayoría de las intervenciones electivas, se recomienda un ayuno de sólidos de 6 a 8 horas. Sin embargo, actualmente existen indicaciones para acortar este ayuno mediante líquidos que contengan hidratos de carbono (maltodextrina). Las indicaciones del ayuno pueden variar según el diagnóstico, casos de retraso en el vaciado esofágico/gástrico o en procedimientos de urgencia, por lo que debe realizarse bajo indicación y orientación del médico y/o nutricionista.